FONDO DE INFORMACIÓN SOBRE LA COMPARSA DE GIGANTES Y CABEZUDOS DE PAMPLONA
EDITADO POR EL GRAN HOTEL LA PERLA

CAÍDAS DE LOS GIGANTES

TROPIEZOS REALES

Texto: Fernando Hualde


¿Quien no se acuerda del tropiezo que tuvo el rey Juan Carlos durante la ceremonia de inauguración de la T-3 del Aeropuerto de Málaga?, ¿y la caída que tuvo cuando bajaba las escaleras del Cercle d'Economía de Barcelona durante la celebración en Barcelona del 50 aniversario de esta institución?; por no hablar de tropiezo que tuvo doña Sofía en Badajoz durante los actos del Día de las Fuerzas Armadas. Y es que tropezones reales ha habido, y muchos.

Pues bien, que nadie piense que los reyes de la Comparsa de Pamplona han estado exentos de este tipo de incidencias. También han llegado a caer, y no una vez, sino varias. Así que vamos a hacer aquí un repaso aproximado a los accidentes que han tenido nuestros ocho Gigantes durante su existencia; no están todas las caídas, ni mucho menos, pero poco a poco, conforme se vayan documentando, quedarán aquí recogidas.


24 de septiembre de 1901
La Ciudad celebraba este día la autorización de construir lo que se llamaba entonces el Ensanche de Extramuros. La fiesta vino precedida de dos Reales Órdenes, la última de ellas del 16 de septiembre de 1901, que daba vía libre a la construcción en las inmediaciones de la Estación, en la Rochapea y en la Magdalena.
La ocasión bien merecía sacar los gigantes. Un periódico local, "El Eco", relataba al día siguiente un curioso suceso protagonizado por uno de los gigantes: "danzando en la calle de Tejería, resbaló la reina mora, perdió el equilibrio, y dando al caer con la cabeza en la pared de la casa número 2, rodó aquella por el suelo: una decapitación completa, aunque sin hacha ni guillotina. (...) La reina mora fue curada en el taller de carpintería de D. Santiago Mocoroa, y al poco rato danzaba como si nada hubiera ocurrido...". Este taller estaba allí mismo, en el número 12 de la calle Tejería. 

10 de julio de 1903
No estamos propiamente ante una caída, pero... según se mire. Lo cierto es que este año los Gigantes no debían de gozar de muy buena salud. El día 10 dos de los reyes perdieron los brazos derechos. "Tan viejos son los gigantes que por todas partes van dejando piltrafas de carne", escribía un cronista.


8 de julio de 1911
Llegó a decir un periódico, a modo de noticia, que en la Plaza del Castillo había varios automóviles, lo cual en aquellos años era todo un espectáculo; por lo menos hay dos o tres, se leía en un periódico local. Ciertamente que no eran muchos, pero suficientes para protagonizar un curioso suceso: este día, 8 de julio, un automovil arrolló a la reina mora de la Comparsa consiguiendo derribarla.

10 de octubre de 1965
No hay apenas datos de este accidente. Sucedió en el viaje a Nueva York. Momentos antes de iniciar el desfile por la Quinta Avenida se sabe que uno de los gigantes se cayó, pero sin consecuencias. La caida fue lo suficientemente leve como para participar sin problemas en aquél exitoso desfile.
Desconocemos la identidad del gigante que protagonizó esta caída, pero quedan descartados los reyes "negros", pues a causa del color de su piel no pudieron viajar a América. 

7 de julio de 1984
Tampoco se trata en esta ocasión de una caida, aunque el efecto puede ser el mismo. En este año los Gigantes conmemoraban el hecho de llevar 125 sanfermines fieles a la cita con los niños. Sin embargo, durante la procesión tuvo que ser retirado el Rey asiático a causa de una rotura en sus bastidores; la avería pudo ser reparada rápidamente, permitiéndole llegar a tiempo para el baile final en honor al santo.

9 de julio de 1984
En la mañana de este día, cuando la Comparsa descansaba en la calle Descalzos, y los portadores almorzaban merecidamente, un individuo entendió que era la oportunidad de su vida y no tuvo mejor idea que meterse dentro del Rey europeo y tratar de levantarlo. Su inexperiencia en estos menesteres provocó la caída estrepitosa del gigante, sufriendo la figura roturas en los hombros, la cabeza se agrietó desde el cuello hasta el bigote por la mandíbula, y sufrió abolladuras y descascarillados en la nariz y en el entrecejo.

10 de julio de 1991
Cuando los Gigantes regresaban de su recorrido diario, la Reina turca cayó de narices contra el suelo en la calle Estella, a pocos metros de la Estación de Autobuses.

14 de julio de 1994
El Rey africano perdió este día la cabeza. El gigante en cuestión perdió su cabeza el día 14 cuando acompañaba a la corporación municipal a la función de la octava. Todo sucedió cuando el portador de la egregia figura tropezó con una silleta de niño que se cruzó en su camino, en la parte final de la calle Mayor. Se le hizo un arreglo provisional en la entrada de Teresianas; lo suficiente para desplazarse después hasta la Estación de Autobuses, en donde este año no pudo recibir los besos de los niños en su despedida.  

9 de julio de 2009
Se retiraban ya los gigantes a su nueva casa , en la nueva Estación de Autobuses. Bajaban la cuesta, aparentemente sin problema alguno, pero... la rejilla del alcantarillado que sirve para desaguar el agua de la rampa cuando llueve, fue motivo más que suficiente para que el portador pisase mal y la reina africana se viniese abajo, cayendo hacia delante. Apenas le dejaron tiempo para llegar al suelo, tan solo algún desconchado en la nariz. Fue una caida sin importancia, pero la imagen puesta en youtube hizo que fuese la caida más vista de toda la historia de los gigantes pamploneses. 

7 de julio de 2013
Es el día de la festividad de San Fermín. La Corporación Municipal y el Cabildo de la Catedral se han trasladado a la capilla de San Fermín en donde han participado en la Eucaristía. Finalizado el acto religioso la comparsa abre camino al cortejo en su regreso por la calle Mayor hacia el Ayuntamiento. Y es aquí cuando, en esa parte final de la calle Mayor, la reina americana, cuando estaba ejecutando uno de sus bailes, se precipitó al suelo. Reina y portador resultaron maltrechos, él en el tobillo, y ella con el cuello roto. Inmediatamente se retiró a la egregia figura, que para el día siguiente lucía un cuello perfecto, muy bien restaurado, y más guapa que nunca.