Texto: Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Pamplona
("Los Gigantes de Pamplona", 1984, págs. 76-77)
Pasemos ahora a los componentes "serios" de la Comparsa. Estos peripatéticos personajes, que en nuúmero de cinco preceden a los Gigantes, representan el inicio "oficial" de la comitiva y toman de ellos, si no su talla, sí su aspecto señorial, aunque a la vez sean mucho más accesibles a los niños.
Abre el cortejo el Alcalde, enfático personaje de levita gris ribeteada y pantalón blanco, que porta en su mano el bastón que acredita su cargo.
Dos detalles destacan de su aspecto: la barba que le adorna y el movimiento de sus ojos. Estos, interiormente, están unidos a un mecanismo de contrapeso que, mediante una cuerda que desciende por el interior, pueden ser manejados por el portador cuando éste introduce su mano por detrás de la barba adoptando, entonces, la figura un aspecto pensativo. Algunos portadores, de todas formas, suelen hacer oscilar los ojos tirando de la cuerda con la boca para asombro de los chavales conocedores del truco, que ven cómo el cabezudo mueve los ojos "sin manos".
Completan la comitiva la Abuela, el Japonés, la Japonesa, y el Concejal.
La Abuela lleva su pelo castaño recogido en un moño, y en su indumentaria destaca el color azul de su chaqueta y el rojo de su falda. Completa su vestimenta un paraguas rojo de empuñadura dorada.
El Japonés viste un kimono rojo y pantalón blanco, y lleva en su mano un bastón de gruesa empuñadura.
La Japonesa se atavía con un sayón largo desde el cuello hasta los pies bajo un kimono beige, y luce un moño típicamente oriental. Es el único cabezudo que lleva las manos vacías.
Tanto en el Japonés como en la Japonesa el pelo está simplemente pintado sobre la superficie de la cabeza en color oscuro, a diferencia de las demás figuras, en las que el pelo se modela sobre la superficie y después se pinta.
El último marcha el Concejal, bigotudo personaje de aspecto transalpino, que viste chaqueta azul y pantalón blanco con rayas azules, e igualmente provisto de bastón.
La estructura de estas cabezas es más sencilla que la de los kilikis ya que carecen de armazón interior, y el sistema de sujeción consiste únicamente en dos pares de correas que, unas por delante y otras por detrás, van a atarse a un cinturón transversal que se ciñe al pecho del portador.
El sistema de ventilación es semejante al de los kilikis, pero carecen de rejilla superior.
El portador ve a través de un orificio practicado por debajo de la boca, a excepción del Alcalde, que lo hace a través de ella.
El traje se engancha a la cabeza de idéntica forma que en el caso de los kilikis, pero, como no llevan lazo delantero, la continuidad entre la cabeza y el traje la resuelven mediante un par de solapas delanteras oscuras en que termina la cabeza, las cuales sirven a su vez de base a las correas de sujeción.
Digamos por fin que estas figuras, con sus 90 centímetros de altura, 70 centímetros de anchura y 2 metros de perímetro, son mucho más voluminosas que los kilikis, y también algo más pesadas: catorce kilos, aproximadamente.