SALIDAS EXTRAORDINARIAS - SIGLO XIX

RELACIÓN DE LAS 36 SALIDAS EXTRAORDINARIAS REALIZADAS POR LA COMPARSA DE GIGANTES Y CABEZUDOS DE PAMPLONA EN EL SIGLO XIX

Textos: Juan José Martinena y Fernando Hualde


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15 DE SEPTIEMBRE DE 1860
INAUGURACIÓN DEL FERROCARRIL

El primer viaje del ferrocarril supuso para Pamplona y para media Navarra un gran acontecimiento. A pesar de que inicialmente llegaba solo hasta Murillete y hubo que esperar al año siguiente para que los raíles nos uniesen con Tudela.

En la sesión del día 14 el Ayuntamiento acordó publicar un bando, “invitando a los vecinos a que cuelguen las fachadas de sus casas durante el día y las iluminen por la noche, y que además se socorra a los pobres que reciben ración de la Casa de Misericordia con ella y 2 reales de vellón por cada una, dando a los acogidos en la Casa una comida extraordinaria, y que por último, recorran las calles las gaitas y los gigantes”.

Con este ambiente de fiesta grande amaneció el día 15 de septiembre. Para las ocho y media de la mañana estaban en la estación los Diputados Forales de etiqueta, las autoridades eclesiásticas, militares y civiles, y numerosa concurrencia. Se formaron dos trenes, cuyas locomotoras iban adornadas con guirnaldas y banderas; en uno iban las autoridades y representaciones oficiales, y en el otro viajaban 330 invitados.

La línea Alsasua-Pamplona-Zaragoza se integró en la Compañía del Norte en 1878, y desde 1941 pertenece a la Renfe.




18 Y 19 DE SEPTIEMBRE DE 1861
VISITA DEL REY CONSORTE

La tarde del 18 de septiembre de 1861 llegó por tren a Pamplona don Francisco de Asís de Borbón, esposo de la reina Isabel II. En la sesión del 15 de septiembre había acordado ya el Ayuntamiento “salir a la estación del ferro-carril en corporación, con la comitiva acostumbrada, para recibir a S.M. y acompañarle después hasta el palacio de su alojamiento”. Se nombró una comisión municipal con el fin de que el recibimiento real se llevase a cabo con el boato y ceremonial propio de tan fausto motivo, preparando para ello todos los festejos “sin reparar en gastos, para que se verifique el recibimiento de la real persona con el decoro que corresponde a esta población”.




5 DE MAYO DE 1862
RECIBIMIENTO DEL OBISPO URIZ

La mañana del 5 de mayo de 1862 hizo su entrada en Pamplona el obispo don Pedro Cirilo Uriz y Labairu, navarro de Olite, que había de regir la diócesis durante ocho años. El Ayuntamiento tuvo noticia de ello en la sesión del día 3, por medio de un oficio del cabildo. En él se decía que “por un bandeo general de campanas hecho en esta Santa Iglesia, se anunciará la llegada del Prelado a la estación del ferro-carril”.

Siguiendo tradicional costumbre, los ediles acordaron “salir en corporación a su recibimiento, precedidos de los gigantes, timbales y demás pompa acostumbrada, y acompañados de la banda de música municipal”.

El nuevo obispo entró en la ciudad a las once de la mañana por la puerta de San Nicolás. Junto a la basílica de San Ignacio le esperaban el cabildo catedralicio, clero de las cuatro parroquias, y el Ayuntamiento con todo su séquito. Revestido allí mismo con los ornamentos pontificales, se introdujo el prelado bajo el palio de honor de la ciudad, cuyas borlas llevaban ocho concejales. De allí, por la plaza de la Constitución, y calles Chapitela, Mercaderes y Curia, se dirigió procesionalmente a la Catedral. Tras un acto religioso en ella, el cortejo abrió nuevamente la marcha, camino del Palacio Episcopal, donde recibió el homenaje de los profesores y alumnos del Seminario.

La llegada de un nuevo obispo constituía una de las solemnidades más grandes que podían tener lugar en la Pamplona de aquellos tiempos.




4 DE OCTUBRE DE 1868
RECEPCIÓN AL CAPITÁN GENERAL DOMINGO MORIONES

Unai Lako y Aitor Calleja, en su libro “Gigantes de Navarra” (mayo de 2010), indican que el 4 de octubre de 1868 los gigantes pamploneses participaron en los actos de recibimiento que se le hicieron al capitán general Domingo Moriones. Este militar liberal era natural de Leache, y tras la revolución de septiembre de este año fue ascendido a general de brigada y designado comandante general de Navarra.




11 DE FEBRERO DE 1869
APERTURA DE LAS CORTES

Tras la revolución de septiembre de 1868, que obligó a Isabel II a abandonar el trono y pasar al destierro a Francia, se hicieron cargo del poder Serrano y Prim, dos generales de renombre en la historia. El 11 de febrero de 1869 tenía lugar la solemne apertura de las Cortes, que Pamplona festejó gozosamente con música y gigantes.




27 DE MAYO DE 1869
APROBACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN

Los gigantes vuelven a salir a la calle para dar solemnidad a los actos que celebraban la aprobación de la Constitución por las Cortes Constituyentes. Esta salida de los gigantes la recogen Unai Lako y Aitor Calleja en su libro “Gigantes de Navarra” (2010).




6 DE JUNIO DE 1869
NUEVA CONSTITUCIÓN

El 6 de junio de 1869 se promulgaba la nueva Constitución. En su sesión del día 2 había acordado ya el Ayuntamiento: “desde la mañana de dicho día recorrerán la población los gigantes, acompañados de las dulzainas o gaitas”. Hubo colgaduras, música en la plaza de 7 a 11, y fuegos de artificio.




15 DE JUNIO DE 1869
NOMBRAMIENTO DEL GENERAL SERRANO COMO REGENTE DE LA NACIÓN

El 15 de junio de 1869 fue nombrado regente de la nación el general Serrano, celebrándose en nuestra ciudad el acontecimiento en la misma forma que nueves días antes se celebrase la nueva Constitución.




29 DE SEPTIEMBRE DE 1869
ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN

Por cuarta vez en este año los gigantes de Pamplona salen a la calle de forma extraordinaria. Como en las anteriores ocasiones, no faltaron los gigantes, colgaduras, música en la plaza, fuegos de artificio, y como cosa extraordinaria una novillada gratis.




17 DE NOVIEMBRE DE 1870
AMADEO DE SABOYA, REY DE ESPAÑA

El 16 de noviembre de 1870, las Cortes constituyentes eligieron como rey de España a Amadeo de Saboya. Al día siguiente, el Ayuntamiento acordaba celebrar los festejos de rigor, y entre ellos “que desde las 3 de esta tarde salgan los gigantes a recorrer las calles y sitios públicos de la Ciudad.




10 DE AGOSTO DE 1872
REBELIÓN DE LOS CARLISTAS

Los gigantes pamploneses participaban de todos los avatares históricos. En este día les tocó participar en los actos de celebración de la rebelión carlista.




11 DE AGOSTO DE 1872
ASISTENCIA AL MARTIRIO DE LA GUERRA

El dato lo recogen Unai Lako y Aitor Calleja en su libro “Gigantes en Navarra”, y en él revelan que en este día los gigantes de Pamplona asistieron al denominado “Martirio de la Guerra”.




3 DE MAYO DE 1874
CELEBRACIÓN DE LA ENTRADA A BILBAO DE LAS TROPAS DEL GOBIERNO

La tercera Guerra Carlista estaba en marcha; las tres guerras incidieron de lleno en Navarra. En este día las tropas del Gobierno rompieron el cerco carlista y consiguieron entrar a Bilbao, lo cual vino acompañado en Pamplona de las celebraciones oportunas en donde no podían faltar nuestros gigantes.




6 DE NOVIEMBRE DE 1874
PAMPLONA VUELVE A TENER AGUA

Una de las primeras cosas que había hecho los carlistas, al iniciarse el bloqueo de la plaza, era cortar la conducción del agua. Sin embargo, gracias al ingenio y al tesón de Salvador Pinaqui, constructor de maquinaria agrícola, pudo hallarse una solución al grave problema del abastecimiento de agua de la ciudad. Pinaqui instaló en el molino de Caparroso una turbina, la cual ponía en movimiento tres bombas que hacían subir hasta las fuentes públicas todo el caudal necesario. Un pozo hacía las veces de filtro, convirtiendo en sanas y cristalinas las aguas del Arga, turbias en muchas ocasiones.

El 6 de noviembre de 1874, a la 1 del mediodía, tuvo lugar la inauguración de la traída provisional de aguas en la fuente de la Mari Blanca, adornada con guirnaldas, escudos y banderolas. La concurrencia fue numerosísima, “aumentando la animación los gigantes, la gaita, los chiquillos y la multitud de cohetes que se disparaban”. Abrieron simbólicamente los cuatro grifos de la fuente el Gobernador Militar, General Andía, el Presidente de la Audiencia, el Alcalde Colmenares, y el presidente de la Diputación, don Luis Iñarra. Después, las autoridades, precedidas de los gigantes y seguidas de un numeroso gentío, bajaron hasta la fundición de Pinaqui a firmar el acta del solemne acontecimiento.

El diario del bloqueo, de Rodríguez Undiano y Sánchez del Águila, tras reseñar los hechos referidos, consigna: “Han recorrido los gigantes y el numeroso gentío todo el recinto de la muralla comprendido desde la puerta de Tejería al Redín. Al pasar por cerca del fuerte de Labrit, se han disparado tres balas rasas sobre el vecino pueblo de Huarte, a lo que parece, ocupado en aquél momento por los carlistas”.

A la tarde, la banda de la Meca tocó en el Paseo de Valencia y hubo disparo de cohetes.




21 DE ENERO DE 1875
PROCLAMACIÓN DE ALFONSO XII EN PAMPLONA

Aquella mañana, las salvas de ordenanza de los cañones de la plaza despertaron a los pamploneses. Hacía ya casi un mes que España tenía rey, y en Pamplona sin enterarnos a causa del bloqueo. Si no llega a ser por un emisario que el día anterior se presentó en la plaza con la noticia, nuestros abuelos hubieran continuado siendo los únicos republicanos del país indefinidamente.

“A las 10 –dice un cronista y testigo presencial- el repique general de campanas, la salida de los gigantes y de la popular gaita, la multitud de cohetes que se disparaban por todas partes, la espontaneidad con que se han colgado todas las casas, y la aparición de las armas reales en las banderas que ondeaban en los edificios públicos, nos han hecho comprender que ni este último baluarte quedaba ya a la República…”.

En todas las esquinas se colocaron bandos y proclamas de los gobernadores militar y civil, del Ayuntamiento y de la Diputación. Alfonso XII, que había sido proclamado el 29 de diciembre en Sagunto por el general Martínez Campos, venía a simbolizar el lazo de unión entre las dos Españas. En la Plaza del Castillo, en medio de una gran algazara, se sustituyeron los rótulos de Plaza de la República por los de Plaza de la Constitución.




7 DE FEBRERO DE 1875
VISITA DE ALFONSO XII

Había cesado al fin el bloqueo de la plaza. El día 2, entre músicas marciales y júbilo popular, había entrado en Pamplona el general Moriones con sus tropas. La población podía ya salir del estrecho recinto de las murallas. En los pueblos de los alrededores, los hambrientos pamploneses adquirían provisiones después de tanto tiempo de racionamiento, en que se llegó a comer burro, gato e incluso ratas. Los carlistas habían abandonado sus posiciones y los aldeanos de la Cuenca iban llegando a la ciudad, devolviendo al mercado su ya casi olvidada actividad. El 6 de febrero, el Gobernador Militar había comunicado al Ayuntamiento, con solo unas horas de antelación, la llegada de Alfonso XII. Fue materialmente imposible, en tales circunstancias, preparar el recibimiento con la debida solemnidad. Apenas si dio tiempo para engalanar los balcones y colocar algunos gallardetes y banderolas. Solo la presencia de los gigantes, al son de las dulzainas, puso una nota de alegría y colorido. El rey entró en la ciudad por el Portal de Taconera, en medio de los vítores y aclamaciones de la población.




29 DE AGOSTO DE 1875
ES TOMADA SEO DE URGEL

La lucha entre carlistas y liberales se vivía con intensidad. Pamplona, además, había sufrido largamente el asedio militar de las tropas carlistas; y es por ello que cualquier triunfo de los liberales se veía con simpatía.
Uno de los triunfos sonados, y celebrados, fue el de la toma de Seo de Urgel, que hizo que en las calles de Pamplona se celebrase por todo lo alto. Se sacaron a la calle los gigantes para que fuese una celebración completa.




30 DE AGOSTO DE 1875
EL AGUA VUELVE A LLEGAR A PAMPLONA DESDE SUBIZA

Todavía no se habían apagado los ecos de los actos festivos del día anterior, cuando vemos de nuevo a la Comparsa en las calles de Pamplona. Lo que se conmemoraba en esta ocasión era que el agua volvía a llegar a Pamplona desde el manantial de Subiza a través de la conducción que en su día hiciese Ventura Rodríguez.




25 DE NOVIEMBRE DE 1875
RECIBIMIENTO A LAS TROPAS LIBERALES

Nuevamente la guerra volvía a propiciar acciones que eran celebradas por la población, y con ella los gigantes. Esta vez fue el recibimiento popular que tuvieron las tropas que se había enfrentado a los carlistas en San Cristóbal y en Oricain.




24 DE DICIEMBRE DE 1875
RECIBIMIENTO A LOS GENERALES GENARO DE QUESADA Y MARTÍNEZ CAMPOS

El víspera del día de Navidad llegaron a la capital navarra los generales en jefe Genaro de Quesada y Arsenio Martínez Campos. Su llegada vino acompañada de toda una recepción popular, gigantes incluidos.
Martínez Campos acabaría siendo, con el tiempo, un visitante asiduo a Pamplona y un buen conocedor de nuestras gentes. Fue él quien aconsejó, casi veinte años después, a la Reina Regente que cediese ante las pretensiones de Navarra de retirar el proyecto de decreto que trataba de equiparar a Navarra con las demás provincias del Estado, y de que retirase del gobierno central al Ministro de Hacienda, Germán Gamazo.




2 DE FEBRERO DE 1876
ANIVERSARIO DEL LEVANTAMIENTO DEL BLOQUEO

La ciudad de Pamplona celebró este día en sus calles el aniversario del levantamiento del bloqueo por parte de las tropas carlistas, y también el restablecimiento de las vías del ferrocarril. Una vez más los gigantes pamploneses sirvieron para dar solemnidad a estos actos.




19 DE FEBRERO DE 1876
SE CELEBRA LA TOMA DE ESTELLA

Las tropas liberales toman por fin la ciudad de Estella, bastión carlista por excelencia. Pamplona festeja en sus calles, con la presencia de los gigantes, esta victoria contra los carlistas.




20 DE FEBRERO DE 1876
SE SIGUE CELEBRANDO LA TOMA DE ESTELLA

Por segundo día consecutivo la ciudad de Pamplona sigue celebrando la caída de Estella. Los gigantes siguen presentes en las calles pamplonesas.




26 DE FEBRERO DE 1876
RECIBIMIENTO AL GENERAL BLANCO

No cabe duda de que este mes de febrero estaba siendo para los gigantes de Pamplona un mes especialmente intenso, cargado de todo tipo de celebraciones. Este día volvieron a salir a la calle para participar en el recibimiento al General Blanco, que hizo su entrada a la ciudad acompañado de sus tropas y de varios Batallones Carlistas.




28 DE FEBRERO DE 1876
NUEVA VISITA DE ALFONSO XII

Don Carlos –Carlos VII para muchos carlistas navarros- había cruzado la frontera por Valcarlos el día anterior, a los sones de la marcha real. Allí, en el puente de Arnegui, pronunció su histórico “Volveré”, ante los últimos leales que le siguieron hasta la raya de Francia.

El 28 de febrero, a la 1 del mediodía, Alfonso XII hacía nuevamente su entrada en Pamplona por el Portal de la Taconera. Tras un solemne Te Deum en la Catedral, el rey se dirigió al Palacio de la Diputación, donde se había dispuesto su alojamiento. El Ayuntamiento levantó en su honor un arco triunfal a la entrada de la calle Chapitela, que costó 10.000 reales de vellón. AL PACIFICADOR DE ESPAÑA, decía la inscripción.

Al día siguiente, 29, se daba el parte oficial anunciando la grata y esperada noticia de que la guerra civil había terminado.

Don Alfonso estuvo en Pamplona hasta el día 3 de marzo. Tanto la llegada como la despedida del rey se vieron alegradas por el hierático y majestuoso danzar de los gigantes.




6 DE MAYO DE 1876
ENTRADA DEL OBISPO DON JOSÉ OLIVER Y HURTADO

En la sesión del Ayuntamiento del día 5 de mayo de 1876, se leyó una comunicación que desde Marcilla dirigió el nuevo obispo de la diócesis, participando que el día 6 haría su entrada solemne en la ciudad. Los ediles, como en otras ocasiones anteriores, dispusieron todo el ceremonial necesario para dar mayor pompa y solemnidad al acto, rivalizando en rumbo con el Cabildo Catedral, que tampoco se quedaba atrás en el ámbito de su competencia.

La entrada en la ciudad tuvo lugar, como era costumbre, por el portal de San Nicolás, revistiéndose el prelado en la antigua basílica de San Ignacio. Allí esperaban los gigantes, que posteriormente acompañarían al cortejo a la catedral y al palacio episcopal.



20 DE ENERO DE 1884
CABEZUDOS EN LA TAMBORRADA DE SAN SEBASTIÁN

Hemos querido dejar constancia, dentro de la historia de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Pamplona de este viaje y de esta actuación de algunos miembros de nuestra Comparsa.
El hecho hay que situarlo en la festividad de San Sebastián, y en la ciudad de San Sebastián. La tamborrada fue organizada este año por la Unión Artesana, y es allí donde participaron algunos miembros de la Comparsa pamplonesa, acompañando en esa ocasión a dos gigantes que se había hecho venir nada menos que desde Alemania.
Pero lo curioso de esta salida y de este viaje es que, quienes desde Pamplona viajaron a San Sebastián, son hoy totalmente desconocidos. Para entender esto hay que recordar que los cabezudos actuales fueron hechos para las fiestas de 1890, y que vinieron a sustituir entonces a los cabezudos anteriores, de los que es muy poco lo que se sabe.
Así pues, Ignacio Baleztena se hizo eco en una de sus secciones periodísticas de una crónica publicada en 1884 en la revista Euskal-Erria; y aquella crónica decía así: “Dos enormes gigantes traídos este año de Alemania, y varios enanos-cabezudos galantemente cedidos por el Excmo. Ayuntamiento de Pamplona, quienes rompían la marcha haciendo las delicias de los muchachos, los primeros con sus bailes y contorsiones, los segundos con las carreras que daban tras los chicos a los que propinaban sonoros vejigazos”.
Esta crónica nos lleva a pensar que aquellos enanos-cabezudos no desempeñaban entonces el papel de los actuales cabezudos, sino de los actuales kilikis.




12 DE AGOSTO DE 1884
ÚLTIMA VISITA DE ALFONSO XII

Por las amarillentas páginas de “Lau-Buru”, periódico pamplonés de la época, tenemos puntual noticia de aquella visita real. El rey llegó a la estación a las 12 menos cuarto del mediodía. Allí le esperaban todas las autoridades para acompañarle hasta la ciudad. Don Alfonso, que venía a caballo en medio de varios generales, fue recibido en el Portal de la Taconera entre el repique general de campanas y el estampido de las salvas de ordenanza. Las casas lucían colgaduras en los balcones, y junto al portal se había colocado un monumental arco de follaje. Allí mismo el Gobernador Militar entregó a Su Magestad las llaves de la ciudad. El cortejo se dirigió a la Catedral por las calles Mayor, Bolserías, Mercaderes y Curia. Cubrían carrera tropas de la guarnición y el público se agolpaba en las aceras. El rey fue recibido en el atrio por el obispo y el cabildo. A continuación se cantó un solemne Te Deum, que el monarca escuchó bajo el solio. Hubo después revista de tropas en el Paseo de Valencia. En la Diputación le esperaba la Corporación Foral y una representación de la nobleza navarra.

El rey, acompañado del Ayuntamiento, visitó después de la comida la Capilla de San Fermín. De allí marchó a los toros, asistiendo a la corrida desde el palco de honor. Después del festejo taurino, acudió el monarca a una función en el Teatro Principal. Aquella noche se hospedó el rey en la Diputación, en unos salones ricamente alhajados. El día siguiente, a las 9 de la mañana, don Alfonso abandonó la ciudad por ferrocarril.




18 DE MAYO DE 1886
NACIMIENTO DE ALFONSO XIII

El 17 de mayo de 1886 la Reina María Cristina dio a luz a su hijo Alfonso, que posteriormente habría ser Rey de España bajo el nombre de Alfonso XIII. Lo curioso es que el padre de la criatura, el monarca Alfonso XII, había fallecido en septiembre de 1885, es decir, ocho meses antes del “feliz alumbramiento”.
Pamplona festejó el nacimiento del futuro rey con tres días de celebraciones: 18, 19 y 20 de mayo, en los que no faltaron los gigantes.
Esta visita está a falta de un análisis detallado de la prensa de la época para poder averiguar si estamos ante una, ante dos, o ante tres salidas extraordinarias. Sabemos con certeza la del día 18.




15 DE MAYO DE 1887
CENTENARIO DE LA VIRGEN DEL CAMINO

Se cumplían cuatro siglos de la milagrosa aparición que, según arraigada y antigua tradición, hizo la Virgen sobre una viga en la iglesia de San Cernin. Con tal motivo, tuvieron lugar en Pamplona diversos actos y solemnidades que, por su magnificiencia, fueron recordados en la ciudad durante muchos años. Se levantaron arcos, se iluminaron fachadas, se contempló por primera vez la luz eléctrica…

El día de la Octava, 15 de mayo, recorrió las calles la magna procesión mariana. Como se puede ver en la crónica publicada en El Tradicionalista, “…Abrían marcha los gigantes y cabezudos, acompañados de las dulzainas del país”. Seguían los batidores del Regimiento de Dragones de Numancia a caballo, la banda de música de Infantería de la Constitución, los gremios y cofradías, hermandades y asociaciones con sus banderas, la banda de la Misericordia, los timbales y clarines de la ciudad, la bandera de Pamplona llevada por el concejal don Mauro Ibáñez, las cruces parroquiales, la imagen de San Saturnino llevada en andas por cuatro seminaristas, los estudiantes del seminario en dos filas, la capilla de música de la catedral, los niños de primera comunión, la Virgen del Camino a hombros de los fajeros del Ayuntamiento, el clero de San Cernin, el palio, el cabildo de la catedral, el obispo revestido de pontifical, y las autoridades civiles y militares.

De todos aquellos actos se publicó una interesante crónica, muy rica en datos y curiosidades, que hoy constituye casi una rareza bibliográfica.




25 DE SEPTIEMBRE DE 1887
VISITA DE LA REINA MARÍA CRISTINA

Coincidiendo con las fiestas de San Fermín Chiquito de 1887 visitó Pamplona la Reina Regente Dª María Cristina de Habsburgo-Lorena, viuda de Alfonso XII, acompañada del heredero del trono, futuro Alfonso XIII, que apenas contaba año y medio. El ceremonial fue casi idéntico al observado en otras visitas regias. En el portal de Taconera, donde tenía lugar tradicionalmente el recibimiento oficial, las tropas de la guarnición levantaron un castillete o fortín poligonal de bambalina, con airoso remate almenado, decorado con armas y trofeos militares. En la esquina de la Plaza del Castillo con Chapitela se levantó un arco de triunfo ornamentado con tambores, fusiles, banderas y gallardetes.

La Diputación, por su parte, dispuso el alojamiento real en el palacio de Navarra, mientras el resto de preparativos corría a cargo de la Comisión de Fomento del Ayuntamiento de la ciudad.

Como en otras ocasiones similares, los gigantes estuvieron presentes en los actos, sembrando la alegría de los niños y de muchos mayores con alma de niños.




6 DE JULIO DE 1888
INAUGURACIÓN DE LA LUZ ELÉCTRICA

Desde hacía un año andaban nuestros sesudos ediles interesados en el tema de la luz eléctrica, con vistas a su implantación en la ciudad. En junio de 1887 marchó una comisión a Barcelona y a Gerona, a ver sobre el terreno el funcionamiento del moderno sistema de alumbrado. Parece que el invento debió de convencerles, y ya en agosto de ese mismo año, un ingeniero catalán, D. Antonio Planas, llevaba a cabo algunas pruebas experimentales en el molino de Santa Engracia. En octubre, el industrial Cipriano Salvatierra presentó una proposición, ofreciendo la instalación de cinco focos en la Plaza del Castillo y otro en la Alhóndiga, con un gasto diario de 30 pesetas, proposición que fue denegada por el Ayuntamiento. Pero aquellos pioneros de la electricidad no se desanimaban así como así: en noviembre, Pinaqui y Salvatierra iniciaban el tendido de una línea comercial, alimentada por una máquina de vapor que se instaló junto al teatro, y al mes siguiente, Planas y Flaquer trabajaban en las turbinas del molino de Santa Engracia, en Cuatro Vientos, donde se pensaba habilitar la central.

En enero de 1888 se aprobaban las bases del concurso para la contrata de la instalación del alumbrado eléctrico, motivando con ello la enérgica protesta –comprensible, por otra parte- del director de la fábrica de gas de la Rochapea. Se presentaron proposiciones de distintas casas industriales, muchas de ellas extranjeras, que oscilaban entre las 92.000 y las 296.000 pesetas. En marzo quedó facultada la Comisión de Fomento para contratar la instalación con la Sociedad Española de Electricidad, establecida en Barcelona. Al mes siguiente, su representante en Pamplona, Salvatierra, se ocupaba ya del montaje de la línea comercial. En junio se probaban las nuevas turbinas de Santa Engracia y se nombraba a don Julián Arteaga para dirigir los trabajos.

La noche del 6 de julio de 1888, víspera de San Fermín, tenía lugar la inauguración de la luz eléctrica. Naturalmente, estuvieron allí los gigantes. Pero a pesar de todo, fue una inauguración precipitada. Hubo problemas técnicos, que demoraron la puesta en marcha del alumbrado. Hasta San Fermín Chiquito. Y tampoco entonces fue posible. Hasta agosto de 1889 no se suprimiría el antiguo alumbrado de petróleo.




13 DE JULIO DE 1890
PRIMERA PIEDRA DEL NUEVO PALACIO DE JUSTICIA

En la última década del siglo XIX, la Audiencia ocupaba todavía el mismo edificio del antiguo Real Consejo de Navarra, un destartalado caserón del s. XVI que cerraba la plazuela todavía hoy llamada del Consejo. Aquella construcción resultaba ya indecorosa para Pamplona y para Navarra, razón por la cual surgió la feliz iniciativa de levantar un nuevo Palacio de Justicia, amplio y de carácter monumental, que cerrase el Paseo de Valencia, hoy de Sarasate, por su parte más próxima a la Ciudadela. El proyecto se encomendó al arquitecto Don Julián Arteaga, y el grupo escultórico que remata la fachada a Enrique Clarasó.

La primera piedra se colocó el 13 de julio de 1890 con asistencia de todas las autoridades de la ciudad. Para ello se habilitó una amplia y vistosa tribuna decorada con gallardetes y banderolas. También se montó un quiosco para la banda que amenizó aquellos actos.

El nuevo edificio no quedaría terminado hasta 1898. El 6 de febrero de dicho año tendría lugar su inauguración oficial. Con tan fausto motivo compuso Don Arturo Cayuela una inspirada y ampulosa oda titulada “Gloria a Themis”.




6 DE JULIO DE 1895
NUEVA TRAIDA DE AGUAS DE ARTETA

El proyecto de traída de aguas de Arteta a la ciudad fue elaborado en 1886 por el arquitecto municipal D. Blas Iranzo, pero no se llevó a cabo de forma inmediata. Fue en junio de 1893 cuando se estableció la razón social “Conducción de Aguas de Arteta”, que logró le fuera adjudicada la realización del proyecto y su posterior explotación, que disfrutó hasta la municipalización del servicio en 1940.

Menos de dos años duraron los trabajos, cuya dirección estuvo a cargo del ingeniero D. Ramón Aguinaga. El día 6 de julio de 1895, a las 7 de la tarde, una vez finalizadas las vísperas en la Capilla de San Fermín, se inauguró solemnemente la traída de aguas en el surtidor que había en el Paseo de Valencia, frente al edificio que durante un siglo fue la Audiencia, que por entonces estaba todavía en obras. El obispo bendijo el chorro inaugural, en presencia del Ayuntamiento, presidido por el alcalde D. Fernando de Gorosábel. También en esta ocasión la danza tradicional de los gigantes puso broche de oro al júbilo popular.




11 DE MARZO DE 1900
RECIBIMIENTO DEL OBISPO LÓPEZ MENDOZA

Era costumbre, desde tiempo inmemorial, recibir a los obispos en el Portal de San Nicolás, cuando hacían la primera entrada en su diócesis. El acto revestía especial solemnidad.

El carruaje de fray José llegó a la hora de costumbre, sobre las 11 de la mañana. “El Excmo. Ayuntamiento había llegado un poco antes a dicha basílica (la de San Ignacio), precedido de los gigantes y cabezudos, maceros, clarines y timbales, y seguido de una banda de música”. Una vez revestido el obispo de pontifical se inició el recorrido procesional hasta la Catedral por la Avenida de San Ignacio, Plaza del Castillo, Chapitela, Mercaderes y Curia. “Precedían los gigantes, cabezudos y gaiteros, según costumbre”, como recoge puntualmente la gacetilla de “La Avalancha”.

Tanto en la calle Curia, frente a la Catedral, como en el viejo Seminario, se levantaron arcos triunfales, con inscripciones alusivas, según proyecto del maestro de obras José Aramburu.




AGOSTO DE 1900
PRIMERA SALIDA DE LOS GIGANTES. FIESTAS DE VITORIA

Tenían 40 años de edad nuestros gigantes, y todavía no habían salido de la vieja Iruña. Pero alguna vez tendría que ser la primera, y la oportunidad se presentó este año.
El 10 de julio de 1900 el alcalde de Vitoria, don Ángel G. de Junguitu, se dirige al Ayuntamiento de Pamplona solicitando que se le remitiese un presupuesto de lo que costaría trasladar a toda la comparsa pamplonesa hasta la vecina ciudad de Vitoria.
Tan solo diez días después el consistorio envía a Vitoria el presupuesto solicitado, presupuesto éste que fue finalmente aceptado por el Ayuntamiento de Vitoria.
Y es así, cómo en las fiestas de la Blanca de ese año, los gigantes de Pamplona se estrenaban como figuras viajeras, como dignos embajadores. Toda una novedad. Y el viaje lo hicieron en ferrocarril.